¿Es posible contar con agua más “segura” en la agricultura?

La modernización de la industria agrícola durante los últimos 20 años ha traído consigo una serie de obstáculos en las cadenas de producción, situación que afecta al consumidor final.

Durante estas dos últimas décadas, los principales gobiernos del mundo, con apoyo de científicos, se han preocupado por buscar alternativas más “limpias” para el uso del agua en la tierra.

Según Luke Laborde, especialista en Ciencias de Alimentos de la Universidad Estatal de Pensilvania (EEUU), el llamado “vital líquido” supone un canal de transporte de patógenos no deseados.

Para el catedrático, es importante que se aborde la capacitación en las buenas prácticas agrícolas para que se pueda conocer de primera mano cómo atacar estos problemas y erradicarlos de raíz.

“Hay que tener mayor consideración con la calidad del agua utilizada en la agricultura en la medida que el producto sea más cercano al consumidor”, destaca el doctor LaBorde. “Pasa que algunos insectos, por ejemplo, pueden transferir fuentes de contaminación bacteriana del campo a quienes consumen estos alimentos”, agrega.

LaBorde recuerda que la Ley de Modernización de Seguridad Alimentaria, promulgada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) supone determinados estándares para la utilización del agua en la industria agrícola. El experto explica que el reglamento obliga a hacerle pruebas frecuentes al H2O, tales como de límites microbianos y sus métodos de corrección.

“Si algún agricultor detecta patógenos en el agua de determinada fuente, puede optar por el uso de agua de un pozo superficial, por ejemplo. También puede ocurrir que el agricultor trate su agua con desinfectantes o cambie el sistema de riego, como aquel que se usa solo en las raíces y no en las hojas”, comenta LaBorde.

El científico también señala que los productores agrícolas están en el deber de determinar qué factores pueden causar daños al agua que utilizan. Menciona el caso de sistemas sépticos defectuosos que no son reparados a tiempo y que quizá suponen una gran amenaza por el agua.

Tecnología aliada

El uso de la tecnología también se ha considerado, paradójicamente, como un aliado en la lucha por obtener un agua más limpia para la industria agrícola mundial.  Para Martin Wiedmann, profesor en Seguridad Alimentaria de la Universidad de Cornell, Nueva York, este quizá sea el punto clave si se emplea de la manera más idónea.

Según su enfoque, mediante procesos tecnológicos se podría gestionar el uso de agua superficial y conocer cuándo esta viene con mayor cantidad de patógenos. Para esto, Wiedmann está desarrollando algoritmos y enfoques matemáticos que permitan minimizar los riesgos.

”Un día el agua en cierto punto puede estar libre de patógenos y al siguiente, puede que no”, dice el especialista. “Hay zonas en donde puede que haya granjas con sistemas sépticos viejos, por lo que la calidad del agua podría ser buena cuando estén desocupadas y pésimo cuando sus habitantes estén allí”, añade Wiedmann.

El doctor Wiedmann se ha valido del uso de sistemas de GPS para saber a ciencia cierta lo que ocurre con las aguas arriba de alguna granja y más o menos predecir los posibles riesgos para los agricultores, incluso buscar alternativas de riego.

Fuente
Infoagro

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